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En el siglo XIX  pasar de los 40 años era poco frecuente. Quienes lo lograban eran considerados poco menos que seres bendecidos por los dioses. Pero, gracias a los avances médicos y sociales, la esperanza de vida empezó a aumentar a un ritmo considerable en los últimos dos siglos. Actualmente,  vivir hasta los 80 años es habitual, y probablemente, hacerlo hasta los 100 será bastante normal en un futuro cercano.

Nuestro planeta registra, desde 2017, más personas mayores de 65 años que niños menores de 5 años.

En 1990 la esperanza de vida en Uruguay subió hasta llegar a 72,57 años. Ese año la esperanza de vida de las mujeres fue de 76,38 años, mayor que la de los hombres que fue de 68,88 años.

En 2020 la esperanza de vida en Uruguay subió hasta llegar a 78,06 años. Ese año la esperanza de vida de las mujeres fue de 81,6 años, mayor que la de los hombres que fue de 74,29 años.

Gráfica de % de población mayor de 60 años en el mundo

Esta prolongación del tiempo de vida puede experimentarse de 2 maneras:

  • Como una etapa del ciclo vital con progresiva pérdida de funciones, deterioro, años adicionales dominados por el declive de la capacidad física y mental: el envejecimiento.
  • Puede experimentarse como lo que se denomina actualmente Longevidad Activa.

Entonces…

¿Qué es la Longevidad Activa?

Es un nuevo paradigma de vida que incluye aquellas personas que  alcanzan edades avanzadas con buena salud y deseos de seguir aportando su energía vital y creatividad en actividades que fueron postergadas por dedicación al trabajo y  obligaciones familiares u otras. En realidad es el propio concepto de edad el que cambia. 

Esta visión revolucionaria del  tiempo de vida humano abre múltiples  oportunidades para la sociedad. En el libro La Revolución de las Canas,  sus autores Antonio Huertas e Iñaki Ortega, plantean que:

 “no seremos viejos durante más tiempo, sino jóvenes durante más años”. 

No se trata de acumular más años, sino que esa “prolongación extra” sea  sin enfermedades y en plenitud de facultades físicas y mentales para disfrutar plenamente de este período de vida.

Factores:

La Longevidad Activa depende de múltiples factores. Algunos no entran en la responsabilidad directa de los individuos, como la genética o la presencia de enfermedades transmisibles infecciosas (ej.: pandemia COVID-19), pero la mayoría de los factores responden a nuestros hábitos, estilos de vida y actitudes ante la vida.

Este enfoque implica desafíos en varios aspectos: económicos, sociales, demográficos, familiares e individuales. Millones de personas de entre cincuenta y ochenta años, seguirán trabajando, ahorrando, creando y consumiendo, y darán origen a nuevas actividades en torno a ellos.

Para encarar estos desafíos, la ciencia aporta una visión autogestionable y más optimista de la longevidad: somos responsables en gran medida de la construcción de nuestra salud y bienestar cuando avanzamos en edad.

La prevención es la base de envejecer libre de enfermedades. Los buenos hábitos de vida conllevan una mayor o mejor longevidad.

Entrevista a la Dra. Cecilia Orellana – Directora de SomnoCentro en programa Buen Vivir

Nuestro objetivo: La vitalidad

actuar ahora para preparar el mañana

La OMS define el envejecimiento activo como el proceso en el que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que la edad aumenta.

Dormir saludablemente  es indispensable para estimular y mantener una  longevidad activa. Esta función biológica imprescindible es frecuentemente subvalorada en un mundo que promueve el alerta constante, las interminables y adictivas series televisivas, el uso preferencial de redes sociales en horas de la noche, la ingesta de alimentos abundantes y en hora tardía…. Hábitos incompatibles con un sueño adecuado. 

Dormir saludablemente implica sobre todo calidad. Despertarnos con sensación de descanso profundo nos  permite desarrollar actividades diurnas laborales y de ocio con energía y ganas, aumenta nuestra flexibilidad cognitiva y capacidad de adaptación a nuevos proyectos de vida.

Los trastornos del sueño son muy frecuentes en todas las edades, e incapacitan en diferentes grados a quienes los sufren. Los trastornos respiratorios del sueño (apneas del sueño) y el insomnio crónico son además factores de riesgo para otras enfermedades, como la Hipertensión, los Infartos cardíacos y los temibles ACV (ataques cerebrovasculares).

La buena noticia es que la mayoría son prevenibles y/o solucionables buscando el apoyo médico adecuado y especializado.

Inicia tu camino hacia el Sueño Saludable para disfrutar de una longevidad activa y feliz

Fuentes:

La Revolución de las Canas,  Antonio Huertas e Iñaki Ortega, 2019

La vida de cien años, Lynda Gratton y Andrew Scott, 2017

American Academy of Sleep Disorders (AASM)

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