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Los trastornos del sueño suelen subdiagnosticarse y son una fuente importante de preocupación en las personas +65. Son varios los factores que pueden contribuir a los trastornos del sueño en una gran proporción de personas de edad avanzada. Estos factores estan asociados con el envejecimiento, como la jubilación, problemas de salud, muerte del cónyuge o miembros de la familia, así como cambios en el ritmo circadiano.

Los cambios en los patrones de sueño pueden ser parte del proceso normal de envejecimiento; sin embargo, muchos de estos trastornos pueden estar relacionados con procesos patológicos que no se consideran una parte normal del envejecimiento.

Además de afectar la calidad de vida (incluida la sedación excesiva durante el día, problemas físicos, psicológicos y cognitivos que afectan la salud general de el paciente), los trastornos del sueño se han relacionado con una mayor tasa de mortalidad.

Las personas mayores pasan más tiempo en la cama para dormir lo mismo que cuando eran más jóvenes; sin embargo, el tiempo total de sueño, a lo sumo, está solo levemente disminuido, con un aumento de los despertares nocturnos y las siestas diurnas. A menudo informan que se acuestan más temprano y tienen una mayor latencia del sueño (tiempo para conciliar el sueño), pero la somnolencia diurna excesiva no es parte del envejecimiento normal. Se ha observado que los sujetos mayores se despiertan más fácilmente del sueño mediante estímulos auditivos, lo que sugiere una mayor sensibilidad a los estímulos ambientales.

Estudios recientes, estiman que más de la mitad de las personas mayores de 64 años que viven en casa y dos tercios de las personas mayores de 64 años que residen en un centro de atención a largo plazo, tienen algún tipo de trastorno del sueño.

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